sábado, 21 de septiembre de 2013

Sin título

Los ancianos consumidos por la vejez
merodean el barrio
temprano.

Las amas de casa
echan el pestillo
y se tocan el chocho
con Christian Grey
o cualquier otro
sucedáneo de
pornografía barata
para divorciadas.

Sus maridos absortos en la sección de deportes del periódico
y preguntan "oye, Linda, ¿cuándo volverás
al supermercado?"

Treintañeras cachondas van en minifalda al trabajo y
fantasean con encontrar al hombre adecuado.
Pitillean histéricas ante la idea de que,
una vez muertas,
nadie las echará de menos.

Asesinos en serie que sonríen al recibir una carta de sus madres
y fabrican navajas con
cepillos de dientes y
se echan a la droga
porque no tienen otra
cosa que hacer.

Universitarias graban videos eróticos en sus noches de borrachera
y llaman a casa para pedir más dinero
o un tupper
de lentejas.

Funcionarias acomodadas
compran nueve cartones de vino rosado a la semana
y continuamente
limpian las estanterías
para sentirse realizadas.

Enfermos crónicos
cerca de los 50
aceptan la derrota y,
esperan.

Las horas, mis
horas
aceleran.



1 comentario: