jueves, 14 de noviembre de 2013

Gracias.


 Sonrío, por el Raúl, por el amor platónico, por los ojos verdes, por el oro puro, por el psicópata sexual, por el gallego.

 Me enciendo un cigarro y les sonrío, sí, por qué no decirlo, por serlo todo, por diferenciarse en un mundo lleno de retrasados mentales, por brillar en lo suyo, y así me los imagino, en su barrio, a cada uno, haciendo la mierda por la que me enamoré de ellos, mientras follan otros coños, otras mentes, me importa un carajo, yo los quiero, a mi manera, aunque ninguno me quiera, qué tendrá que ver eso, nena, no van a dejar de ser nunca lo que eran, y lo comprendo ahora,
y sonrío, y me enciendo otro pitillo, y lo paseo riendo entre mis dedos, mientras les escribo, ah padre, claro que sí, vosotros lo sabéis, que sois cojonudos.




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