martes, 1 de octubre de 2013

Sonrisa Cancerígena (sobre la chica de los ojos verdes)

La boca se me seca anhelando tu saliva.
Eres más decadente que yo, incluso con tu jersey de niño pijo, y eso me gusta, me pone cachonda.
Escondes de puta madre lo inferiormente zorra que soy... Creo que me llamarás algún día, ahora que entiendes lo que "tomar una cerveza" significa.

Semen reseco en la comisura de los labios y los dedos empapados en el interior de la vagina.

"Haz lo que quieras conmigo", y jamás imaginé lo que harías...

Sexo sucio, del que hablan con desprecio
en las noticias.

Tus manos tanteando la inocencia, mi virginidad anal expuesta, joder, tú si que sabes cómo hay que follarse a una perra.

Aún tengo tu olor clavado en la ropa, aún saboreo tu corrida en las encías, en el sudor de tu cuello la derrota, en el piercing de tu lengua el camino, la ruta.

Al fin después de tanto tiempo tus ojos verdes sobre mi me hipnotizan,
tu calor fundiéndose en mis tetas como nieve en la carretera,
tu polla dentro de mi llegando al final del coño, jódeme cabrón, jódeme como me merezco.

El recuerdo de tus cancerígenas sonrisas, el mínimo roce en la piel me cabalga el pecho en latidos de histeria,
de desenfreno,
y veo lo salvaje arraigado en cada rincón de tu cuerpo.

Tu mirada de hijo de la grandísima puta diciendo "voy a destrozarte la vida", gritando en susurros una paliza, un atentado suicida,
un "venga, joder", acerca tu boca a la mía,
sigue mirando, golpéame,
alejémonos de todo,
llévame al parque,
fóllame y échame en falta después,
quiéreme hasta el infinito y luego márchate, no quiero tener nada que ver contigo.

Y tus ganas de regalarme la noche y tus mordiscos en el cuello, la marca de tus dientes intentando arrancar la yugular para verme desangrada en el suelo,
mi maldito dios
del sexo.

Tú solo coge el teléfono cuando quieras follar, yo haré lo mismo.
Tú solo piensa que soy una más, yo intentaré olvidar lo que has sido.

Todavía no te creo ver acariciándome bajo el cielo estrellado, diciendo "nena, me voy a correr", y no sabes cómo te he echado de menos, sin saber si te veía porque eras real o solo porque te quería ver.
Espero que no dejes de aullar como si la Luna se nos fuese a romper,
de madrugada,
de zorrita maleducada,
de ponerme contra la pared
y alguien se asoma a la ventana y no le damos mayor importancia porque la verdad es que es un polvo digno de ver.




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