martes, 19 de noviembre de 2013

John 2.

Johnny, puedo visualizar mis bragas colgando del retrovisor de tu Ford Cortina.

Esta noche, como otras tantas, he esperado a la puerta del bar tu sonrisa sobre una cerveza fría.

Johnny, siempre bailo para ti, en tetas sobre la barra, inclinando la botella de whisky en sus gargantas, regalando el amor que solo a veces me dabas, el alma de los escritores borrachos arde en llamas, golpean la mesa en un catatónico estado de euforia, alcanzando el climax, llegando al orgasmo de las palabras, derramando a mis pies sus bebidas.

Johnny, juro que a veces me llego a creer que esta vez la noche sí que será mia,
sí, joder, puede que
lo sea esta vez.

Ayúdame a escapar de sus dientes amarillentos, arráncame esta parasitaria desesperación del pecho, ábreme en canal y apuñala lo que ya esté muerto.

Johnny, sé que solo a veces giras el volante hacia la ciudad maldita, para encontrar la prostituta que en Cólera City siempre se abre de piernas y
yo sé que cuando todo acabe tú volverás a la carretera.
Me gustaría saber si te despides con una sonrisa, mientras veo las luces traseras parpadear en la niebla, y aún puedo notar el sabor de tu polla atascado en mi lengua.

Véndeme al diablo uno de estos días, John, para que pueda seguir bailando al fondo de tu copa vacía.

Entiérrame en la 122.

Puede que me guste jugar a ser especial pero
soy una zorra cualquiera.
Vuelve a verme cuando quieras,
me gusta creer que he sido algo más que una venérea.

Yo seguiré bebiendo al fondo, en la izquierda
rodeada de cucarachas muertas,

fuera en la calle un par de poetas
empiezan una pelea
formamos un círculo y la sangre
nos salpica,
todos reímos;
pienso que esto te gustaría.
Encendemos cigarrillos en cadena
hasta que uno de los dos
muera.




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